Carta de Maiakovski del 12 de abril de 1930, dos días antes de morir
De mi muerte, no se culpe a nadie, y por favor, sin comentarios.
Al difunto le molestaban enormemente.
Mamá, hermanas, camaradas, perdonadme, -no es un método-
(no se lo aconsejo a nadie), pero no tengo otra salida.
Lila, ámame.
Camarada Gobierno: mi familia se compone de Lila Brick, mamá,
mis hermanas y Verónica Vitóldovna Polónskaia¹.
Si les haces la vida soportable, gracias.
Envíen los versos sin terminar a los Brick. Ellos sabrán descifrarlos.
Como se dice,
el "incidente" ha terminado,
"la barca del amor,
se estrelló contra la vida cotidiana":
Estoy a mano con la vida,
y es inútil recordar,
dolores,
desgracias,
y ofensas recíprocas.
Sigan felices. Vladimiro Maiakovski
12-4-1930
El mundo está por hacer cada vez que me levanto,
los sueños chocan contra las paredes
como aviones pilotados por suicidas
incapaces de arrepentirse a tiempo.
El café es un mar agitado y profundo
que me desfigura la cara.
Dejo de ser una mujer, una niña, una anciana
y entre las ondulaciones me parece ver un monstruo
y una sola manera de resucitar:
imaginarte con el pelo revuelto
y las gafas impidiéndole caer sobre tu cara.
Sentir el aire que levanta el periódico
cuando pasas las páginas,
las escenas cotidianas
que nunca puedo ver.
La vida con minúsculas encerrada a cal y canto
dentro de mi cabeza
y darme cuenta de que el olvido
no existe porque existe el tiempo
y que los relojes no sacrifican nunca la motricidad de sus agujas
y que aunque suene a paradoja
el olvido pare más cuerpos
que las más fértil de las madres. Sonia Fides