miércoles, 21 de noviembre de 2018

Mueve tus caderas y cierne sobre mí esta dulce sensación








Mueve tus caderas y cierne sobre mí esta dulce sensación.
Ha rotado el sol, la tarde se desvanece y no hemos acabado el café.
Me sienta bien olvidarme de todo entre tus pechos
y dejarme mecer en el vaivén indescifrable de tu sexo.
Hay astros que encienden el atardecer,
pero entregado a tu cuerpo
no escucho el lamento de los perros
y me dan igual los mensajes que me guarda el teléfono.
Ella me llama a menudo,
quiere escucharme respirar en su oído,
sentir mi larga enfermedad
cuando yo le hablo de médicos y estados febriles.
Contigo prefiero deshacerme de los ángeles
y meterme hasta el cuello
en este pozo de agua caliente.
Las horas se me escapan vaciando mi instinto entre tus muslos,
aferrado a tus nalgas,
como si ellas fueran las últimas botellas de oxigeno de la tierra.


f.



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