martes, 18 de diciembre de 2018

Ha parado de llover en Milán








Ha parado de llover en Milán.
Malpensa está silencioso, expectante,
lleno de charcos que reflejan la oscuridad de la noche.
No tengo conexión,
y es tan tarde que es posible que ella esté durmiendo.
Cómo se nota la lejanía y esa ausencia de “post-it” rosas
con que me inunda el espejo del baño.
Es sencillo diversificar las emociones,
saber que hemos dejado abierta la puerta de la casa
y que la compra, por ejemplo, no es sólo una labor tuya,
aunque resuene extraño en su cabeza
el cuarto y mitad de queso de gruyere suizo
y las cervezas Beck’s de lata.
Aprendemos lentamente y me mira
como si todas las madrugadas fuera uno nuevo,
un extraño abrigándole el deseo.


f.



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