martes, 20 de octubre de 2020

No hay lugares precisos donde volver para ser feliz.

 


No hay lugares precisos donde volver para ser feliz.
Cuando tienes raíces
en lugares polvorientos o semi abandonados.
Cuando el tiempo te ha dejado solo,
cubierto por las voces de los muertos.
Cuando recuerdas que eras niño
y después, sin esperarlo,
los recuerdos siguen siendo de niño.
Cuando tus preguntas se contestan
como ruedas de carro sobre un camino de barro.
Cuando recuerdas los nombres que tenían los gatos
pero no el de la calle donde vivías
ni de la vecina que te daba caramelos,
Cuando recuerdas el frío, las noches de miedo,
las burlas sin ton ni son de alguno de los tuyos...
Cuando mejor es tener un poso que valoré tu silencio...
Piensas en esto y en otras cosas
que por ahora no puedes olvidar.
pero que te hace no querer volver
donde tampoco fuiste feliz.


F.




jueves, 21 de mayo de 2020

Algunas personas








Algunas personas me preguntaban por esa pantera que de vez en cuando aparecía en mi link y aparte de considerarla como un animal peligroso y bello da siempre una sensación de inquietud...es cierto, es así como quiero que sea cuando la pongo, porque sí, me gustan los felinos, los tigres y las panteras sobre todo, también los divertidos gestos de los gatos negros...pero refleja mucho más la sensación ineludible de la soledad, la interior, la que no hace más que forjar la devastación de uno mismo contra todo lo que te rodea o la de dar, sobre todo, la seguridad de que nada hay más que tu propia sombra cubriéndote los días y las noches...para bien o para mal siempre está allí, con sus afiladas palabras cerciorándose de que no te escapas de sus garras y de su amor animal hacia tí.

f.



sábado, 16 de mayo de 2020

Sostengo







Sostengo el calor del hundimiento:
La humedad del mundo.
Mi boca se hace luz en tus vértebras.

f.



miércoles, 6 de mayo de 2020

Que se joda Dante







Que se joda Dante

Te llamas Beatriz me dices y yo pienso en Dante bajando a los infiernos, mientras me das la mano pulcra, pequeña y blanca, muy blanca, como toda tu piel, pero yo pido más y te beso cerca de la comisura de tu boca y percibo el aroma de tu aliento y la humedad enrojecida por el lápiz de labios con que me devuelves un poco alarmada los besos.
Miro tu figura esbelta y frágil y deslizo una sonrisa entre los dos como si los hilos de mi mirada quisieran hilvanarte esta noche a mí, a tus ojos claros que desdeñan mi silencio otorgándome entre nubes y viajes lejanos una orilla donde esperarte…tal vez, tras varias veces de beber los dos unas cuantas ginebras (Tanqueray con hielo y con unas pocas gotas de limón) se haya creado en nosotros otro vinculo, la complicidad, una certeza de conocimiento y deseo en mitad de este barullo de música y presentaciones.
Fuera, al salir, llueve y tu paraguas nos acoge, nos acerca más y yo no pierdo para nada el interés en tu cintura, aunque mis manos tiemblen al sentir el ir y venir de tu cadera, el acercarse el hueso e irse y dejarme la curva de tu carne solo para mis dedos, y el perfume que desde tu pelo me arrebata al moverte y yo quiero, en ese instante, ahora, sin dudarlo, meterme dentro de tu melena para poder cerrar los ojos y respirarte, uhmmmm, morirme en tu pelo, mientras no sé dónde, el taxista, tras decirle tú una dirección, nos lleva….será tu casa…y aunque para mí pueda durar el trayecto una pequeña eternidad quiero un poco de tiempo para saber más de tus labios y del ligero sabor afrutado y ácido que conserva tu boca.


f.



miércoles, 22 de enero de 2020

Poema en recuerdo de Emilio Gastón...








He encendido las lámparas.
Mi oscuridad tiene palabras que tiemblan en el aire.


Es impreciso el cielo al atardecer.
Vislumbro el rojo intenso del último rayo
pero presiento la caída en picado de un surco de noche.

Podría salir y gritar al viento
todos los nombres de las cosas perdidas
y dejar en la sombra las raíces de lo que duele.
Sin embargo contemplo este instante de mortalidad,
un saber que no soy nada
ante lo inmenso de la noche que vuelve.

f.